Todos los que somos roleros (dícese de aquellos “locos con katanas” personajes frikis que “juegan y dirigen juegos de rol”) somos casi obligatoriamente un poco cinéfilos. Básicamente porque la esencia del rol es la de contar historias, y es por ello que la pantalla grande se presenta a los roleros como un enorme caldero donde copiar escenas literales para meterlas en sus partidas sacar inspiración para el aspecto visual de su juego. El caso es que los roleros tenemos una enorme sed de saber historias (cual trovadores contemporáneos) y el cine no iba a ser menos fuente que las novelas.
Sin embargo, ver una película con un rolero se le puede hacer insufrible a aquellas personas ajenas al mundillo de los dados. Los muggles no roleros pueden tener increíbles dolores de cabeza si van al cine con su friki apadrinado de confianza. El rolero, como gran fuente de historias y perfecta máquina engrasada de construir narraciones, tiene enormes habilidades para echar por tierra o predecir el guión de una película. Estos son algunos de sus inútiles superpoderes que por supuesto utilizan para el mal: